Su proceso de fabricación del fusing, aunque delicado es sencillo. Se trata de superponer a un vidrio base vidrios de color con el diseño deseado e introducirlo en el horno.
En este proceso no se deja lugar a la casualidad, sino que es el artista el que con su destreza consigue conectar técnica y creatividad. La mano del artesano y el fuego se combinan en armonía para crear unas piezas únicas e irrepetibles que confiere originalidad a la obra.
Una plancha de vidrio plano podemos termoformarla dentro de moldes. Cuando la temperatura del vidrio aumenta sufre una dilatación, es decir, pasa de tener una consistencia de miel a líquido. Este paso es aprovechado por el artista para manipularlo mediante calor, consiguiendo así colores y numerosos efectos.
Las placas que se obtienen con esta técnica se pueden utilizar para diferentes trabajos como son el termoformado, para la obtención de granillas (vidrios de color de diferentes granulometrías), murrinas (teselas de vidrio para la fabricación de vidrio al mosaico, más conocido como vidrio millefiori) y para el desarrollo de la técnica de Roll Up (técnica desarrollada en Australia y EE.UU, con la que se consigue el soplado de las placas de fusing sin la necesidad de un horno de fundición).
La gran variedad de materiales disponibles en la actualidad, potencian y estimulan la creatividad de los artistas y artesanos dando como resultado verdaderas obras de arte, desde la más simple bandeja hasta la vidriera más espectacular, son tan solo un pequeño ejemplo de las infinitas aplicaciones del Fusing.