Frescura y chispa de los cítricos que tanto amamos. En nuestro taller, el vidrio cobró vida soplado con el aliento de los recuerdos de mercados soleados. Verde intenso de las limas de Oaxaca y Colima, su aroma vibrante realzando cada plato, cada trago de mezcal. Las manos del artesano sentían la calidez del sol que madura los limones en los campos de Murcia y Valencia, su acidez dando alegría a paellas, ensaladas y dulces.
Cada curva de Citraé, cada transparencia, busca capturar esa esencia compartida. No es solo un utensilio, sino un homenaje a esa luz brillante que baña nuestras tierras. Citraé es nuestra manera de celebrar esa conexión invisible, ese lazo que se siente en el paladar y en el alma, uniendo culturas a través de la simple pero profunda alegría de un toque cítrico.